El Escritor, el hombre, el mito, el marciano
Bueno, bueno… ya en serio.
Nada como pretender ser un
buen escritor, photoshopeandome rodeado de libros y mostrando concentración
Mi nombre es Martín Burgos. Marty, para los amigos.
Escribo desde que mi gran amigo —y en cierta forma, mentor y, por un tiempo, padre sustituto— Enrique Barrios me animó a comenzar.
Enrique Barrios, autor de Ami, el niño de las Estrellas
Ya desde chico tenía una imaginación vivaz, y con el tiempo, soñar despierto se volvió mi refugio frente a una infancia que no fue precisamente fácil.
Soy un eterno soñador. Vivir dentro de mi cabeza puede ser tanto una bendición como una carga. Siempre fui autodidacta, aunque no siempre lo supe. Esa curiosidad innata me llevó a observar todo a mi alrededor, a aprender de todos y de todo.
Mucho de lo que observo termina, de un modo u otro, en mis historias. Pero ser tan autoexigente también tiene su precio: suelo ser muy duro conmigo mismo. A veces releo lo que escribí y me sorprendo gratamente; otras, quisiera borrarlo todo a la mierda.
Detalles como la elección de un nombre pueden parecer insignificantes para otros, pero para mí tienen un peso emocional. Todo debe tener un propósito, un sentido, un simbolismo. Como el nombre de esta página, que me llevó días definir hasta que las estrellas se alinearon y encontré el adecuado.
Dentro de mí habitan personajes e historias que a veces son reflejo de mis anhelos, y otras, voces que parecen venir desde algún rincón remoto del cosmos literario o de la Noosfera.
No escribo por encargo, ni por oficio, ni por fama. Escribo lo que me nace. Lo que insiste. Lo que necesita ser escrito.
¿Qué me apasiona?
Muchas cosas.
No soy el típico escritor con una carrera en literatura. De hecho, ni siquiera terminé la secundaria. La primaria la cursé en un colegio nocturno. A pesar de eso —o tal vez gracias a eso— tengo conocimientos más profundos que muchas personas con títulos universitarios.
Mi infancia dejó algunas secuelas difíciles de superar. Convivo con una leve dislexia, por ejemplo, entre muchos otras cosas. Sin embargo, escribo mejor que mucha de la gente que leo por ahí en las redes.
Gracias a mi espíritu autodidacta, he aprendido muchísimo investigando, explorando, y tomando varios cursos literarios que me han ayudado a crecer.
Nunca fui fanático de los “clásicos obligatorios”. Algunos los he leído, otros no me interesan. Y aprendí que no pasa nada: se puede escribir bien sin seguir caminos impuestos.
Cuando tenía entre 10 y 11 años, leía revistas como Conocer y Saber o Muy Interesante, que incluían reflexiones de autores como Isaac Asimov o Arthur C. Clarke.
Desde entonces, la ciencia ficción se volvió uno de mis géneros favoritos.
Influencias y gustos
Mi universo de influencias es tan variado como ecléctico.
Va desde lo más conocido y comercial —Star Wars, Marvel, DC— hasta películas de cineastas como Andrei Tarkovsky o Emir Kusturica. Mis novelas favoritas incluyen Picnic junto al camino, Jurassic Park, las obras de Lovecraft, y las historias de James Bond, entre otras muchas. Obviamente, los relatos de Enrique Barrios también están incluidos.
También veo anime, en donde me encantan obras como Macross, Ghost in the Shell, Gundam, e Initial D; los videojuegos (Half-Life, S.T.A.L.K.E.R., Hellblade) no se quedan atrás; series como The Orville, The Expanse, Galactica, o películas como la trilogía del Señor de los Anillos, entran en la larga lista.
Por supuesto, policiales de culto como Harry el Sucio o Magnum P.I. son de ese material especial que me encanta.
En cuanto a música, mi gusto es igual de amplio: Yoko Kanno, Enya, Jean-Michel Jarre, Kraftwerk, Queen, Sandro, Emilie Simon, Pink Floyd, Röyksopp, música de los 60, 70 y 80, tangos, música clásica… y por supuesto, la banda sonora de Saint Seiya/Caballeros del Zodiaco.
Mi película favorita de todos los tiempos es Cinema Paradiso. La segunda, Baahubali (una mini saga de dos películas hindúes).
Lo importante es esto: no discrimino por formato ni nacionalidad. Si la historia es buena y logra conmoverme, estoy dispuesto a adentrarme en su mundo.
Mis musas
Tengo tres musas que siempre estarán en mi corazón: Ariana Richards, Aya Matsuura y Cara Delevingne.
Son mis diosas, mis inspiraciones.
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Cara Delevingne, Ariana Richards y Aya Matsuura |
Aunque no son las únicas: admiro profundamente los personajes femeninos bien escritos, como Senua del juego Hellblade, Ahsoka Tano de Star Wars, Alyx Vance de Half Life, o Alara Kitan de The Orville, solo por mencionar a las 4 principales que encuentro fascinantes.
Me conmueven, me impulsan, me inspiran.
Y... ese soy yo.
Alguien lejos de la perfección, pero que se esfuerza en cada palabra para que valga la pena ser leída.