Mi Chica Cereza
Matías Rosen era un muchacho de 25 años recién cumplidos, con una nueva vida como soltero, y emancipado, que vivía con su hermano Gustavo...
Comenzó esa semana, a trabajar como cuidador en un garage de una empresa de micrómnibus.
El trabajo le hacía falta, con lo cual no tuvo mucho reparo en tomarlo.
Luego de muchas idas y venidas realizando los trámites necesarios para el
trabajo: examen médico, registro de antecedentes, y un montón de datos y
certificados mas... tuvo todo listo, y comenzó su primera noche en su nuevo
trabajo.
8 horas seguidas, en donde desde las 22, hasta las 6 de la mañana, Matías
estaba a cargo del garaje de una conocida empresa de colectivos de larga
distancia, en las cercanías del barrio Ñireco.
Debía cuidar de que nadie que no fuera de la empresa, anduviera por esos
lugares.
Es así como su primera noche, además de ser bastante tranquila, se hizo muy
larga.
Llegada la mañana, informo a su superior que la noche había transcurrido sin
novedad.
A la noche siguiente, Matías fue más sensato, y se consiguió prestada una
radio, para escuchar al menos algo de música, y que la noche no se haga tan
intolerante con él.
De nuevo lo mismo: mantener limpio, evitar que personas extrañas aparezcan...
Pero esa, la segunda noche, alguien apareció.
O al menos, rondaba el predio.
Mientras recorría en lo que sería una rutina nocturna de vigilancia, por entre
los micros le pareció ver a alguien.
No pudo distinguirla, pues esta persona, desaparecía por entre las esquinas y
recodos de los buses.
La captaba por el rabillo del ojo cada vez que le daba vuelta a los micros.
Hasta que en un recodo, se asusto con la viva imagen del rostro una chica rubia
enorme que apareció ante si.
Carajo, era la imagen pintada en uno de los micros,
la cual sonreía con la frase al costado que rezaba: “Tu viaje, tu sueño...”
El estrés del trabajo y la soledad...
Esto de estar solo toda la noche, no es bueno, y mas para alguien que ha estado en pareja por un buen tiempo...
No, no tenía que pensar en ella ahora. Es mucho sufrir para una noche.
Estar solo no es bueno, pero además sufrir y lamentarse por lo ocurrido...
“Dejémoslo ahí...” pensó.
Se ocupo en barrer un poco el lugar, para que su mente divague, y se pierda en el estrepitoso ritmo de la música de la radio.
“Love Today”, sonaba en la radio, de la mano de Mika, uno de esos nuevos cantantes que ni bien se escucha su música, nace un éxito...
“...Love me, Lo-o-ve me-e...” desentonaba Matías con su falsete tratando de imitar la voz del cantante mientras barría.
Las horas pasaron, y dieron las 6 de la mañana, hora en que el sereno Matías, entregaba las llaves a Sebastián, su jefe inmediato, y se retiraba a descansar. No le comento el hecho de haber visto a alguien. No estaba seguro de haberlo visto, así que para que informar algo que sea más producto de su cansancio, que de algo seguro...
En el colectivo de regreso a su casa, pensó: “...Y si realmente había alguien en el lugar, y por no informarlo, se robaron algo...?” “Naaa...” se dijo a si mismo, y al llegar a su casa, se fue a descansar.
Los días subsiguientes, el trabajo se deslizaba igual: Cuidar que nadie ajeno entrara...
En las noches, se cruzaba a determinadas horas a los chóferes que regresaban del trabajo nocturno, en donde llevaban a los estudiantes en juerga “bolichera”. Dejaban los micros, y se retiraban a descansar.
También, en algún horario que se fue fijando a la 1:30, 2:00 de la mañana, se disponía a comer algo.
Enfrente del predio, se encontraban varias casas vecinas, en donde los Sábados, estaban de fiesta casi siempre.
Esto lo ponía un poco melancólico, por su vida anterior.
Fue expulsado de su antiguo vivir, por la mayoría de su familia y aquellos que se hacían llamar sus “amigos”.
Como los días anteriores, termino su turno, y dando el parte de “sin novedades” a su jefe, se retiraba a descansar.
Mientras subía al transporte urbano de pasajeros, el de la línea 50, recuerdos contenidos llegaron a su mente sin querer:
Pago el boleto, y se dispuso a sentarse en los asientos dobles. Luego, en una reacción de repulsión, dio media vuelta, y procedió a sentarse en uno de los asientos simples.
La costumbre, le había jugado una mala pasada: era normal sentarse en los asientos dobles del micro junto a su ahora ex-novia Andrea Aguirre.
Carajo! No quería recordar tan funesto pasado, pero la memoria lo traicionaba.
Vivía en las cercanías del Bariloche Center, junto a su familia, pero después del incidente, se vio obligado a irse a la otra punta, en donde no lo encontraran y lo señalaran: “degenerado!”, “cobarde!”
Se fue a vivir con su hermano mayor Gustavo, quien se había peleado con su padre, y se fue a vivir al barrio La Cumbre. Era ahí en donde se refugiaba Matías, de las agresiones exteriores.
Las noches de Matías, no cambiaban mucho. Solo estar atento.
Excepto por que le parecía ver a alguien, una mujer, rondando el lugar.
Matías gritaba para espantar a quien anduviera por esos lados sin permiso.
—Quien sea que ande por ahí, está en propiedad ajena!!
Solo el silencio se manifestaba.
Con los días, le parecía que esa persona a la que trataba de atrapar “in fraganti”, correspondía mas con la silueta de una chica. Pero mujer o no, estaba prohibido rondar por el lugar.
Fue una de esas noches terriblemente fría para ser final de Invierno.
En un lugar que carecía de calefacción, Matías se refugiaba en un rincón del predio, mientras sorbía su café caliente.
La campera, y el resto de la ropa que le había facilitado la empresa, en este momento no era de gran conforte.
Echado ahí, en un rincón, era una imagen melancólica y triste, para quien viera la escena. Sintió lastima por si mismo.
Esa era su vida ahora: solo, muriéndose de frío para poder tener un sueldo decente.
Ahí, con la vista fija en ningún lugar, su cuerpo tiritando, la vida se reía de él.
Sintió ganas de llorar, pues esos recuerdos de rabia e injusticia, volvían con mas fuerza.
Allí estaba, de novio con Andrea Aguirre (una chica con un rostro casi angelical), disfrutando de la vida amorosa.
Tenía un trabajo con el tío de ella, en una tienda de alquiler de ropa invernal. Un buen sueldo, una buena vida.
Una tarde, Matías llego temprano a casa de su novia. Llego sin avisar, para darle una sorpresa, pues sabía que ella estaría sola.
La sorpresa se la llevo él, al ver a su amada, besándose con un pelirrojo.
Un tal Roberto, compañero de ella.
La cosa termino ahí nomas.
Por respeto, o mas bien por vergüenza, no menciono que se había separado por culpa de Andrea.
Al poco tiempo, Andrea lo fue a ver a Matías al trabajo.
Le llevo la noticia de que estaba embarazada.
Esto fue un shock para Matías, pero su honor, le impidió echarse atrás, así que asumió la responsabilidad de sus actos. No solo le daría el apellido, se casaría con la chica, sería un hombre de familia como debe ser. Lo malo, es que en realidad no eran sus actos.
Al tiempo, apareció el pelirrojo, Roberto.
Matías casi lo agarra a trompadas, pero inmediatamente el “colorado” lo calmo, y le dijo que tenía algo importante para decirle. Matías entro en sus cabales, y oyó:
—Flaco, ese nene no es tuyo...
—Es tuyo...
—Tampoco. Con ella me cuide muy bien, usamos protección todas las veces...—Aquel detalle sobre la intimidad entre el “Colo” y Andrea, hirvió la sangre de Matías, pero se controlo.
—Me entere de que hay otro flaco mas. No solo a vos te hizo el verso de que es tuyo, a mi también.
—¿Estas seguro?
—Me lo contó una buena fuente, y después lo comprobé yo mismo...
Ahora si, la sangre se evaporaba de su cuerpo por la terrible calentura que se agarro. La mina les quería sacar el jugo a los dos, y el nene era posiblemente de otro mas...
Eso si que fue todo.
Pero antes de que él pudiera aclarar las cosas con el resto de la familia (suya
y de la chica), “Andreita” fue metiendo mano, y dijo que Matías no quería
reconocer a su hijo.
La cosa termino por estallar con los padres de la chica.
Matías se quedo sin trabajo, y se tuvo que mudar un tiempo a la casa de su
hermano Gustavo.
—Vos la hiciste bien, Mati. La guacha se abrió de pierna’, y ahora te quiere
encajar el paquete... que se joda. Vo’ no te preocupe’, que acá hay techo y
comida para lo do’, loco.
Matías detestaba esa manera de ser tan vulgar de su
hermano, pero por ahora no le quedaba otra que aguantarlo.
El “Gus”, como le decían, era la oveja negra de la familia Rosen. Y ahora, con
lo de Andreita, ya eran dos.
Andrea, era la clásica chica muñeca, esa que la ves y parece una modelito, muy
linda y simpática. Si hasta fue elegida Miss Simpatía en un concurso de “La
Reina Nacional de la Nieve”...
No era de extrañar que se llevara todas las de ganar en este embrollo.
Así fue como la familia le dio la espalda, y sus amigos también.
Lo consideraban un buen muchacho, honesto, trabajador... Pero ahora era la
lacra social del barrio. Así que se fue a lo de su hermano.
Matías, se sintió muy mal por todo. El frío que le entraba por los recovecos de
su ropa, la soledad, el aislamiento.
Vio su existencia como una miserable criatura patética en un rincón de la Mitre,
que todos miran con lástima, pero que nadie se lo lleva.
Lloro, desconsolado, en ese rincón del galpón.
Sus ojos cerrados. Las lagrimas tibias corriendo por sus mejillas, se enfriaron
rápidamente con el aire gélido. Eso le causo mas frialdad en el rostro.
Lentamente, fue cayendo en un suave sueño, que lo reconforto.
Suaves manos le acariciaron el rostro, y como un ente lumínico en sus sueños,
le acercaba a su boca unos labios femeninos.
Un suave beso pareció dibujarse en esa escena...
Y despertó bruscamente por el sonido estridente del celular para emergencias
que por ley, debía llevar consigo.
Ya no sentía tanto frío, y sus energías de trabajo eran nuevas.
En el teléfono, sonaba la voz de Martín, uno de los encargados de la empresa,
que iba a ir al lugar por algo que uno de los estudiantes, se olvido arriba de
uno de los micros.
Después del asunto del micro, volvió a su rutina nocturna, hasta dar por
acabado su horario, sin prestar mayor atención al sueño raro de esa noche.
En la tarde, luego de dormir, Matías se levantaba con los ruidos provenientes
del televisor.
Tirado en el sillón, el Gus pasaba los canales del cable buscando que ver.
En eso, un pantallazo a la señal de canal 6 Bariloche, le dio un sobresalto:
—Volvé al canal 6, un momento...
—Que viste ahora...
Ahí, en plena pantalla, se dibujaba el rostro de la actriz Agustina Cherri, en
el drama televisivo “Mujeres de Nadie”.
—¿¿Que, ahora te gusta la Agustina Cherri?? Miramelo vo’ al pendejo!!! Pero
esta no me la deje’ embarazada, que una esta bien, pero do’, es de boludo...
—Que idioteces decís...—Y se fue a preparar algo para comer.
Por alguna razón, ese rostro le resultaba familiar, sin saber por qué. Claro
que le gustaba, era hermosa, una mujer excepcional, pero había algo mas con
esta actriz.
Olvidándose del tema, se fue a trabajar.
De nuevo en su trabajo, en la rutinaria vigilancia de todas las noches, vio
algo moverse hacia su derecha. Pero esta vez, era mas nítida la imagen. Podía
notar que se trataba de una chica, una estudiante al parecer.
Esta vez, no uso su grito de advertencia, sino un simple y tímido “Hola...”
Siguió a esa figura que se escapaba por entre los colectivos estacionados en el
galpón, entre cada rincón.
—¿Holaa?—entonaba estúpidamente.—No te vayas...
Pero no; la chica misteriosa se escapaba en cada esquina.
Insistió varias veces, en diferentes horarios, cada vez que oía un mínimo
ruido, pero la cuestión, al no recibir una respuesta concreta, le fue restando
importancia.
Cada noche, Matías salía a la búsqueda de esta chica.
¿Estaría extraviada? ¿Buscaría a alguien? ¿Sería una admiradora secreta?
¿O peor, seria algún señuelo para que el cayera en la trampa, lo dejaran
inconsciente, y robaran algo de valor?
No.
Esta chica misteriosa, se mantenía oculta, pero poco a poco, se iba
descubriendo. Cada noche, Matías lograba ver mas de su figura doblando en la
esquina de entre los micros.
No comento nada al respecto, ya que la cosa llevaba noches y noches ocurriendo. Si acaso
se atrevía a contar el hecho, lo tildarían de loco, o le llamarían la atención:
“¡¿Como dejas que una mina entre al lugar?!”
Definitivamente no. Aparte, la cosa no parecía tan grave. Por alguna razón, no
sentía ni miedo, ni vibraciones malas o deshonestas. Era como un juego de
escondidas.
Algo de ese ser maravilloso, le daba calidez a su humillado corazón.
Una de esas noches de juegos por entre los micros estacionados, Matías se
detuvo frente al parabrisas de uno: la opacidad del interior, permitía un
reflejo, que Matías uso como improvisado espejo.
Empezó a peinarse un poco, ya que estaba todo desaliñado.
Y ahí, en su reflejo, noto que en el fondo, detrás de él, una muchacha se encontraba parada a no menos de 2 metros de distancia, imitando sus movimientos con el pelo.
Matías, se dio vuelta inmediatamente: el vació yacía detrás suyo.
Al volver a fijarse en su reflejo, la figura femenina estaba prácticamente pegada a él.
Una enorme emoción lo embargo, junto a una calidez que lo transportaba a un lugar más maravilloso en su mente. En el reflejo, la chica, quien efectivamente guardaba un enorme parecido a la actriz Agustina Cherri, abrazaba por detrás, la figura de Matías.
No fue hasta que el ladrido de un perro vecino, lo distrajo de su “abrazo”, y se encontró a si solo en medio del galpón rodeado de micros de larga distancia.
Termino su turno, y se fue a descansar.
Guau! Que noche! Que chica!
A partir de ese momento, las noches estuvieron plagadas de color para Matías, quien sentía que estaba enamorado de nuevo...
¿Pero de quien? ¿O de qué?
Despertó de un golpe a la realidad seca y dura: aquello era un fantasma, un alma en pena...
Pero era una hermosa chica, algo que alimentaba la esperanza en su persona, y le rescataba de aquella injuria sufrida.
¿Quien entendería tales emociones?
El Gus seguro que no...
Como describir ese Amor místico!
Como explicar el asunto!
¿Como hacer para no parecer un loco?!
“Será mi secreto” se dijo.
En los días subsecuentes, le paso por la cabeza tratar de escribirle a la
verdadera Agustina Cherri...
Pero no sabía cómo explicar los hechos.
¿Que pensaría la actriz argentina, si alguien le contara que hay un fantasma
igualito a ella?
“Soy Matías de Bariloche, y en el lugar en donde trabajo, hay un fantasma
igualito a vos...”
Ja, ja, ja, como se reiría la mina cuando leyera eso... o se asustaría y tiraría
la carta a la basura: “No, un loco obsesionado que me escribe...”.
Mejor no. Tal vez le asustaba un poco la idea de que le creyera...
Los días transcurrían lentos, y las noches se hacían cortas para estar con
“Cereza”, tal cual la había bautizado.
Una pregunta se formaba en la cabeza de Matías:
“¿Por qué estaría este espíritu, esta alma en pena, en un lugar así?"
La respuesta, tomo forma de varias ideas en su cabeza como un rayo: Tal vez la
hayan atropellado..., haya muerto arriba de un micro..., pero la idea más
inquietante, era la de un accidente.
En algún accidente de un micro, murieron varios jóvenes. Y como es clásico en
un país sin moralidad ni honestidad, algunas piezas del micro destrozado, que
aun estaban algo sanas, sirvieron de repuesto para otros micros, que sería
alguno de los que en el galpón se guardaban.
¿Cual sería?
Compro una de esas revistas ridículas sobre como contactar espíritus. Luego, se
fue a trabajar. Estaba leyendo algo, cuando en eso, sus indagaciones del
asunto, fueron interrumpidas por uno de aquellos que se llamaba amigo.
Se subió al 50, y de casualidad se encontró con Matías.
—Mati!, tiempo sin verte...!
Matías, se mostró indiferente.
—Te debo una disculpa, ¿sabes? Andrea tuvo a su hijo, y... era claro que no era
tuyo... perdón por haber desconfiado de vos...
"Claro..." pensó Matias "Ahora te venís a disculpar, pero vos fuiste uno de los
primeros en darte vuelta, sin siquiera preguntarme". Su rostro parecía
perdido en el paisaje cambiante de la ventanilla.
—Te entiendo si no querés hablarme... La cosa es que Andreita, tuvo un
varoncito, bastante negrito, y como ella, y vos, son mas bien “blanco teta”...
—Aclaremos algo, Rubén...—mientras giraba en su asiento hacia su interlocutor—
Vos fuiste uno de los primeros forros que me dio vuelta la cara cuando salto
todo, sacrificaste nuestra amistad por la calentura que sentías hacia esa mina,
así que no me vengas ahora con disculpas. Estas fuera de mi circulo, así de
simple.
Rubén, se fue a sentar atrás, aporreado por las palabras de Mati.
La “relación” de Matías y Cereza, fue creciendo, y ella, se dejaba ver mejor
ante Matías. Ya mantenían contactos a través de “sueños”: él cerraba sus ojos,
entrando en un estado de relajación, (tal cual había leído en esa revista rara
de “New Age” que adquirió), y la podía “ver” mejor.
Las noches del muchacho, estaban vestidas de color y vida. Ni siquiera con
Andrea, una “viva”, se había sentido tan vivo, como con una muerta. Vaya ironía
de la vida. O de la muerte...
Una noche, mientras el muchacho mantenía una “charla”, surgió el tema de cómo
seria el futuro de ambos:
—Cereza...—pregunto Mati mientras sus ojos estaban cerrados —¿Que va a ser de
nosotros? Yo estoy vivo, y tu estas...
Una atisbo de tristeza se dibujo en el luminoso rostro de la chica.
“¿Que estas dispuesto a efectuar por mi?” pareció percibir en sus pensamientos
el muchacho.
Sin dudas en su corazón, la voz de Matías trono como un cañón:
—Todo!!!
Cereza, abrazo espiritualmente a Matías, y la pareja se quedo ahí, un buen
rato, envueltos en su propia calidez romántica. Nada más se hablo del tema.
En su casa, Matías, empezó a escribir un par de cartas al día siguiente.
La primera, dirigida a la verdadera Agustina Cherri.
Allí, le comentó, con toda seriedad, la situación que vivía, mas no la relación
que ahora mantenía:
Estimada Agustina:
Que tal, me llamo Matías Rosen, y soy un simple trabajador nocturno, que
desempeña tareas de sereno en la empresa de colectivos de larga distancia.. bueno, no importa el nombre de la empresa. Es acá en Bariloche.
Esto tal ves te parezca algo extraño, pero espero sepas entender mi extrañeza
al tratar de escribirte sobre este tema:
En el galpón en donde trabajo como sereno, hay “algo”, o más bien “alguien” que
se aparece por las noches, de manera “fantasmal”.
No sería nada muy raro, por lo que he leído en revistas acerca del tema: esos
lugares así, como dice la revista, tan viejos y reconstruidos, tal vez guardan
algún que otro fantasma rondando.
Lo que sí es raro, es que tiene la figura de una estudiante, muy parecida a la
tuya, y una cara también muy parecida a la tuya.
Llegue a la conclusión de que no eras vos, porque sé que aún estas filmando en
la novela “Mujeres de Nadie”, que acá la pasan por canal 6.
La apode “Cereza”, en honor a tu apellido.
Te envió también, una foto que saque con la camarita de un celular.
Te digo que esto es muy raro para mi, así que me imagino lo raro que debe ser
para vos también...
Pero bueno, si te interesa el tema, me podes responder. Y quien dice, tal vez
venir a verlo vos misma.
Se despide atte.:
Matías Rosen.
Hubo finalizadas las cartas, y encomendadas sobre su cama, cuando el horario de
ingresar a trabajar llego.
Mas allá de la rutina feliz que ahora vivía en su trabajo, hacia las 3 de la
mañana, un ruido evoco su curiosidad. Un sonido metálico.
No era el acostumbrado a los que solía obrar Cereza para llamar su atención,
eso era algo del pasado, pues ahora que sabía de su existencia, no era
necesario.
Este, provenía de la fosa del mecánico. Se interno dentro de la misma, e
ingreso debajo de uno de los colectivos puestos a reparar.
Aquello, era como metal desgarrándose.
En la segunda carta, dirigida a la revista especializada en cosas
sobrenaturales, Matías exponía:
A quien corresponda:
Mi nombre es Matías Rosen, y soy un simple trabajador nocturno, que desempeña
tareas de sereno en una empresa de colectivos de larga distancia.
Les escribo, porque en el lugar de mi trabajo, ronda lo que parece ser el
espíritu o alma en pena (no se como lo catalogaran Uds.) de una chica.
Por alguna razón, me ha llegado la idea de que esta asociada a algún accidente
protagonizado por alguno de los micros que aquí guardan, o alguna pieza de otro
micro, reutilizada en estos.
Claro que estoy dispuesto a todo, inclusive a perder mi trabajo, con tal de
solucionar algo pendiente del alma pura de una chica inocente.
Pongo a su disposición en hoja aparte, los detalles de lo ocurrido.
Espero sabrán darle solución...
Atte:
Matías Rosen.
Un estruendo seco y metálico, ahogo cualquier otro sonido o grito dentro del lugar.
A la mañana siguiente, en el horario en donde Matías terminaba su turno, y le
entregaba las llaves del lugar a su jefe, la rutina había dado lugar a gritos y
pedidos de auxilio por parte del encargado Sebastián.
Toda la mañana, el lugar se vio atestado de agentes de policía, ambulancia,
paramédicos y curiosos morbosos del lugar.
Pero todo este bullicio, no molesto a una pareja que se encontraba ahí mismo,
mirando, sonriendo pasivamente la situación, sin que alguien mas notara su presencia.
Y, caminando abrazados, Matías y Cereza, se retiraban del lugar, enamorados
completamente, por entre un camino lleno de árboles florecidos en blanco y
rosado.
Por el incidente, se realizo una investigación, que termino por descubrir lo
que paso:
Una pieza de 48 Kg., de la unidad 6047, de la empresa de colectivos de larga
distancia, se había desprendido en el momento en que el sereno,
Matías Rosen, se encontraba justo abajo, golpeándolo en la cabeza, y causándole
la muerte instantánea.
La pieza en cuestión, había sido retirada de otro micro de la misma empresa,
que se había accidentado 5 años antes.
En ese incidente, el micro quedo mayormente dañado, pero sin pasajeros muertos,
a excepción de solo una chica: Celeste Rebeca Zamora.
Feneció a causa de una pieza del colectivo, que traspaso el suelo del micro, y
la golpeo en la cabeza: la misma pieza que le fue colocada a la unidad 6047, y
causo la muerte de Matías.
Fin
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